lunes, 18 de agosto de 2008

Tirso de Molina



Tirso de Molina


(1571-1648)



La crítica literaria contemporánea es hija del naturalismo más recalcitrante y, queriendo hacer un favor, ha dicho de Tirso que es el autor del Siglo de Oro más realista de todos. En fin, hablar de realismo, hablar de naturalismos, cuando lo que se pretendía era huir de la realidad exterior para encontrar la interior no sé qué sentido tiene. De momento, nos quedamos con los versos que son los que mejor hablan. En un buen poema, en un buen soliloquio, un sólo verso es ya quintaesencia de todo el poema... uno para llegar al todo.



El burlador de Sevilla y convidado de piedra


(Fragmento)


Jornada Primera


TISBEA


¡Fuego, fuego, que me quemo,


que mi cabaña se abrasa!


Repicad a fuego, amigos;


que ya dan mis ojos agua.


Mi pobre edificio queda


hecho otra Troya en las llamas;


que después que faltan Troyas


quiere amor quemar cabañas.


Mas si Amor abrasa peñas


con gran ira y fuerza estraña,


mal podrán de su rigor


reservarse humildes pajas.


¡Fuego, zagales, fuego, agua, agua!


¡Amor, clemencia, que se abrasa el alma!


¡Ay, choza, vil instrumento


de mi deshonra y mi infamia!


¡Cueva de ladrones fiera,


que mis agravios ampara!


Rayos de ardientes estrellas


en tus cabellos caigan,


porque abrasadas estén,


si del viento mal peinadas.


¡Ah, falso huesped, que dejas


una mujer deshonrada!


Nube que del mar salió


para anegar mis entrañas.


¡Fuego, fuego, zagales, agua, agua!


¡Amor, clemencia, que se abrasa el alma!


Yo soy la que hacía siempre


de los hombres burla tanta;


que siempre las que hacen burla


vienen a quedar burladas.


Engañóme el caballero


debajo de fe y palabra


de marido, y profanó


mi honestidad y mi cama.


Gozóme al fin, y yo propia


le di a su rigor las alas


en dos yeguas que crïé,


con que me burló y se escapa.


Seguidle todos, seguidle.


Mas no importa que se vaya;


que en la presencia del rey


tengo que pedir venganza.


¡Fuego, fuego, zagales, agua, agua!


¡Amor, clemencia, que se abrasa el alma!

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