Don Pedro Calderón de la Barca
(1600-1681)
El verso en el teatro del siglo de oro surge de una necesidad poética natural en el ser humano. Una necesidad que obligó a encerrar todos los misterios del hombre en una fórmula que ha llegado hasta nosotros intacta. Revelar su formulación nos convierte en los verdaderos científicos de la humanidad.
El Alcalde de Zalamea
(fragmento)
DON ALVARO. En un día el sol alumbra
y falta; en un día se trueca
un reino todo; en un día
es edificio una peña;
en un día una batalla
pérdida y victoria ostenta;
en un día tiene el mar
tranquilidad y tormenta;
en un día nace un hombre,
y muere: luego pudiera
en un día ver mi amor
sombra y luz, como planeta;
pena y dicha, como imperio;
gente y brutos, como selva;
paz e inquietud, como mar;
triunfo y ruina, como guerra;
vida y muerte, como dueño
de sentidos y potencias.
Y habiendo tenido edad
en un día su violencia
de hacerme tan desdichado,
¿por qué, por qué no pudiera
tener edad en un día
de hacerme dichoso? ¿Es fuerza
que se engendren más despacio
las glorias, que las ofensas?
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