Pérez de Montalbán
(1602-1638)
Poeta lleno de fundamentos del arte de la poesía. Nadie puede escribir un sólo verso sin un dominio de su arte. Pérez de Montalbán, poeta que utiliza el arte verbal, que domina el habla, el verso, poeta que llega a la sorpresa, a la magia, el duende o el misterio -le podemos llamar como queramos-. Poeta que no cae en lo vulgar, en lo intrascendente, en definitiva en lo innecesario. Dijimos ya que la forma poética elegida por el poeta es su fondo y el fondo queda minimizado por su estilo verbal o por su música del pensamiento y aquí insistiremos mucho. Leemos como describe Pérez de Montalbán una boca:
Describe la hermosa boca de una dama
Clavel dividido en dos,
tierna adulación del aire,
dulce ofensa de la vida,
breve concha, rojo esmalte;
puerta de carmín por donde
el aliento de ambar sale,
y corto espacio de aljófar
que se aposenta en granates;
depósito de albedríos,
hermosa y purpúrea imagen
del múrice que en su concha
guarda colores de sangre;
cinta de sangre con quien
Tiro se muestra cobarde
y aun sentía, porque el cielo
más expuso en menos parte;
ello aplauso de los ojos,
hermosa y pequeña cárcel,
muerte disfrazada en grana,
si hay muerte tan agradable;
tiranía deliciosa,
cuyo vergonzoso engaste
es mudo hechizo a la vista
siendo un imperio suave;
guarnición de rosa en plata
y de nieve entre corales,
discreta envidia a las flores
que un mayo miran constantes;
y en fin, cifra de hermosura,
si permitís que os alabe,
decidme vos de vos misma
porque os sirva y no os agravie.
Mas la empresa es infinita,
yo muy vuestro, perdonadme,
porque sólo sé de vos
que habéis sabido matarme.
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